lunes, 3 de mayo de 2010

DISCURSO DEL COMPAÑERO NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA, EN LA INAUGURACIÓN DE LA XXXVI CONVENCIÓN GENERAL ORDINARIA DEL SINDICATO NACIONAL DE MINEROS. MÉXICO DF, 3 DE MAYO DE 2010

Discurso del compañero Napoleón Gómez Urrutia, en la inauguración de la XXXVI Convención General Ordinaria del Sindicato Nacional de Mineros. México, DF, 3 de mayo de 2010.

Estimados compañeros y compañeras:

A sólo dos meses de que cumplamos 76 años de la existencia y lucha del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, celebramos una vez más una Convención General Ordinaria, la número 36, que nos congrega para hacer un recuento de hechos y un acopio de propósitos para el porvenir de nuestra Gran Organización Sindical.

Llegamos a este momento plenos de fuerza, unidad y lealtad. Ni las perversas persecuciones políticas o judiciales, ni las agresiones económicas desde el poder público y desde algunas empresas arrogantes, han disminuido nuestra voluntad de lucha ni nuestra capacidad para enfrentar los retos. Decimos sin jactancia que somos el Sindicato Mexicano más firme y sólido de cuantos existen o han existido en nuestra nación, sin demérito de grandes epopeyas de lucha que otros gremios sindicales han desarrollado en el pasado o protagonizan en el presente.

La pregunta es: ¿Qué es lo que hace posible está firmeza y esta solidez?

Sólo una cosa, compañeros y compañeras, la férrea unidad de clase de los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de México, que causa admiración en todo México y en todo el mundo. Lo cual nos enseña que mientras mantengamos esa unidad, bajo los principios y valores que nos congregan, podremos resistir y salir adelante de cuantos peligros y amenazas nos puedan acechar. Así ha sido en el pasado y así será en el futuro. Que de eso no le quepa duda a nadie, ni amigo ni enemigo.

Pero para hacer posible esta férrea unidad gremial, que ha sido y seguirá siendo inquebrantable, diversos factores han debido concurrir para hacerla posible. Primero que nada, la indoblegable decisión de luchar a favor de nuestra existencia como Organización Gremial que postula como valores máximos la autonomía y la libertad sindicales.

Autonomía es la independencia política o gremial de que goza un grupo, clase o nación, que nos lleva a actuar para superar nuestras necesidades con responsabilidad hacia nosotros mismos. Libertad es la condición de quien, grupo, clase o nación, ni está preso ni es esclavo, y sabe y puede obrar de acuerdo con sus propias decisiones y no le rinde obediencia o sometimiento a las decisiones ajenas.

¡Nosotros ni estamos presos ni somos esclavos y actuamos con responsabilidad y con independencia de criterio y de decisión!

La autonomía y la libertad sindical por medio de las cuales luchamos desde hace más de 75 años, son los dos valores máximos de nuestro Sindicato Nacional de Mineros, que son los mismos que postulan nuestra Constitución Política Nacional y la Ley Federal del Trabajo a las cuales los poderosos del dinero de hoy, en complicidad de malos gobernantes anti obreros, quieren convertir en un simple catálogo de reglamentos que pueden ser violados a voluntad y en beneficio egoísta de aquellos.

Sin esos valores o principios supremos --autonomía y libertad sindical-- no sería posible comprendernos a nosotros mismos como Sindicato, ni comprender nuestra existencia, ni entender cómo ha sido posible que hayamos existido tan largo tiempo en la historia del México del Siglo XX y del comienzo del Siglo XXI.

En otras palabras, compañeros y compañeras, existimos a plenitud en la arena social de México porque no hemos permitido, ni lo permitiremos, que nadie, sea empresa, sea gobierno o sea partido, nos dicten la conducta que debemos seguir. Nuestra conducta ha surgido siempre de la libre determinación de todos nosotros. Este es uno de los principios fundamentales que en todo el mundo rige la vida de los auténticos Sindicatos. Así está plasmado en el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, que establece que toda decisión sindical es facultad única, irrenunciable y absoluta de los propios agremiados al Sindicato, los trabajadores que forman parte del Sindicato.

Lo cual reafirma, a la vez, que hemos sido, somos y seremos un Sindicato democrático a plenitud Con esta convicción hemos resistido los embates arrogantes de empresarios anti sociales y de gobiernos que traicionan y pervierten su función de gobernar para todos sin excepción. Con ese mismo convencimiento democrático seguiremos en nuestra lucha, que es la misma de toda la clase trabajadora de México y del mundo.

Ni las agresiones, ni los crímenes o represiones como los de Pasta de Conchos, Lázaro Cárdenas, Nacozari, Fresnillo, ni los encarcelamientos como el del compañero Juan Linares Montúfar, Presidente de nuestro Consejo General de Vigilancia y Justicia, ni las campañas sucias en los medios de comunicación, ni los ilegales congelamientos bancarios de fondos sindicales, nos acobardan ni nos intimidan. Por el contrario, nos fortalecen. Ante cada una de estas agresiones, hemos respondido con la ley y la razón en la mano y hemos salido victoriosos en cada una de ellas, lo cual es un signo claro de que nuestra victoria es una certeza.

Hemos resistido combatiendo, compañeras y compañeros, distinguidos invitados, y lo seguiremos haciendo con la misma firmeza, unidad, combatividad y dignidad con que hemos actuado estos cuatro años.

Esa permanente agresión política contra el Sindicato Minero no ha alcanzado ni alcanzará los objetivos que esperaban obtener nuestros enemigos, esto es, destruir a nuestro Sindicato, sino que nos ha robustecido y nos ha reafirmado en nuestros valores de libertad y autonomía sindicales, en nuestra defensa de los derechos obreros fundamentales como el derecho a la huelga, a la contratación colectiva y a un constante mejoramiento económico y social de nuestros compañeros agremiados y sus familias. No nos han doblegado ni nos doblegarán. Esta es nuestra decisión irrevocable, hasta la victoria definitiva.

Esa perversa agresión política contra el Sindicato Minero nos ha permitido detectar dónde están nuestras fortalezas. Y una de éstas es nuestra unidad gremial inquebrantable, que se ha robustecido ante los golpes de la agresión cobarde y alevosa, unidad que se ha sublimado en medio de la lucha. Ni “charros” ni traidores que se han vendido al gobierno o a las empresas, han logrado, ni lograrán, romper nuestra unidad de clase, nuestra solidaridad pujante ni nuestra decisión de luchar.

Al hacerlo así, hemos dado un claro ejemplo de dignidad, sin jactancias, a toda la clase trabajadora mexicana, y hemos dejado ante el mundo entero la constancia profunda de nuestra firmeza, la cual ha sido reconocida como ejemplo de heroísmo sindical por las más importantes organizaciones internacionales de trabajadores.

Nuestra XXXVI Convención se realiza cuando el actual gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y su secretario de Trabajo, Javier Lozano Alarcón, pretenden una reforma contrarrevolucionaria a la legislación laboral mexicana. Hemos dicho que ese proyecto del gobierno y el Partido Acción Nacional no es más que un proyecto esclavista y es un clarísimo proyecto de los abogados empresariales, que pretende anular derechos fundamentales de los trabajadores, como el de huelga, que es el último recurso que la ley nos otorga contra los abusos de los empresarios, y es un derecho constitucional, de vigencia y trascendencia universales.

Aprobar algo así sería un grave retroceso histórico. No hay nada que lo justifique, ni desde el punto de vista de la justicia laboral, ni desde el ángulo de los derechos humanos de los trabajadores de México, ni desde la perspectiva de la paz social o el equilibrio entre los factores de la producción. No quieren un país de trabajadores dignos. Este gobierno tiene la vista puesta en el pasado, en el régimen de Porfirio Díaz; pretenden un imposible retorno a tiempos de opresión laboral para siempre superados. Por eso sabemos de antemano que no pasará esta reforma empresarial.

En vez de este proyecto, debería aplicarse rigurosa y correctamente la actual Ley Federal del Trabajo, con apego estricto al estado de derecho, con una política objetiva, imparcial, no cargada a favor de los intereses empresariales. Beneficiar estos intereses de grandes empresas sin responsabilidad social es la política que ha seguido este gobierno, ignorando y pasando por encima y en contra de la Constitución y de la actual Ley Federal del Trabajo.

Y ya se ven los resultados: daño catastrófico al país, desempleo galopante que crece día con día y no se reduce, inseguridad pública y laboral, abusos contra los trabajadores y sus organizaciones independientes y democráticas, inestabilidad política, económica y social, cancelación de perspectivas para las actuales generaciones de jóvenes trabajadores, hasta llegar a la gravísima crisis en que vivimos, sin perspectivas para salir de ella.

Afortunadamente en todo el mundo sindical mexicano, y en la absoluta mayoría de los partidos políticos y en la sociedad, esa contrarreforma laboral ha provocado un total rechazo, lo cual nos permite augurar que no será aprobada en lo que le queda a este gobierno.

A pesar de estos errores del gobierno de Calderón Hinojosa, mantenemos nuestra línea de diálogo y negociación con las autoridades tanto laborales como políticas para resolver el conflicto minero que ya suma más de 4 años de duración.

Mantenemos esta postura no obstante que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tomó una decisión que no favorece la estabilidad ni la paz social, pues se basó en la versión falsa y totalmente parcial de una empresa, Grupo México de Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, asesino impune de mineros en Pasta de Conchos, Coahuila, y en Nacozari, Sonora, empresa a la cual este gobierno le dio todo el beneficio de la credibilidad, sin haber escuchado nunca la voz del Sindicato Nacional de Mineros que me honro en presidir, ni a los compañeros de la Sección 65 de Cananea, Sonora, en huelga desde hace 2 años y 9 meses, igual que nuestros compañeros de las Secciones 17 de Taxco, Guerrero, y 201 de San Martín Sombrerete, Zacatecas. O sea, fue una decisión judicial por completo parcial, que no fue objetiva y por lo tanto está destinada a fracasar, como ocurre con toda decisión ajena a la realidad, que se opone a ésta.

Le volvemos a plantear al gobierno de Felipe Calderón que escuche a los mineros y a nuestro Sindicato y vea que juntos podemos corregir los daños que algunas empresas arrogantes, como la mencionada, le han ocasionado a las relaciones laborales en el sector minero, metalúrgico y siderúrgico nacional, así como a su gobierno. Pero lo haremos sólo con respeto pleno a la dignidad y a los intereses de los trabajadores y de nuestro Gran Sindicato Nacional de Mineros. Ni más, pero tampoco menos.

Iniciamos así esta XXXVI Convención General Ordinaria, que sin duda será histórica por sus resultados y sus acuerdos, bajo el signo de la lucha por los más altos intereses y valores de los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de México, y por el bienestar de todos y de nuestras familias.

Todos esperamos que esta XXXVI Convención General Ordinaria del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, obtenga el gran éxito que se merece. Como nunca en las Secciones y Fracciones del Sindicato, y a nivel nacional, se ha realizado un trabajo democrático tan concienzudo como el que nos trae a esta Convención General Ordinaria, siempre apoyado en nuestra Ley Interna, nuestros Estatutos y Declaración de Principios.

Mis saludos más efusivos a los compañeros Delegados Convencionistas. Que los cambios que ellos aprueben sirvan para la mayor unidad y fuerza de nuestro Sindicato, para la gloria de nuestra heroica organización de trabajadores dignos.

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