SINDICATO NACIONAL DE TRABAJADORES MINEROS, METALÚRGICOS, SIDERÚRGICOS Y SIMILARES DE LA REPÚBLICA MEXICANA.-
25 de mayo de 2009
El caso Carlos Pavón Campos
El 12 de mayo de 2009 culminó el proceso estatutario de enjuiciamiento sindical sobre acciones y conductas desleales de Carlos Pavón Campos contra el Sindicato Nacional de Mineros de México, y por traición a la lucha que los trabajadores y el Sindicato libran hace más de tres años contra la perversa persecución política que el gobierno federal y dos empresas mantienen contra el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana.
Ese día el Consejo General de Vigilancia y Justicia del Sindicato Nacional de Mineros tomó la decisión, en absoluto apego a los Estatutos, de destituir a Pavón Campos por traición y deslealtad contra los trabajadores y contra el Sindicato, actitudes gestadas desde hacía varios meses, pero que a partir de los primeros meses de 2009 desembocaron, de parte de Pavón, en rebeldía y oposición a los órganos de gobierno sindical y al Dirigente Nacional Napoleón Gómez Urrutia.
El acuerdo del Consejo General de Vigilancia y Justicia, adoptado en un Pleno con el Comité Ejecutivo Nacional, además de destituir a Pavón como Secretario de Asuntos Políticos del Sindicato, en el que había fungido desde el 2004, le retiró sus derechos sindicales totales por cinco años y le prohibió ejercer cualquier cargo o comisión sindical en el futuro, lo mismo que a otros tres comisionados en diversas tareas, a quienes se les aplicó la misma sanción.
Acuerdo totalmente justificado en el hecho de que quien se pone en disidencia y deslealtad hacia sus compañeros cuando se tiene al enemigo enfrente, el cual está agrediendo perversamente a la Organización Sindical, no le cabe otra calificación que la de traidor al Sindicato y a los trabajadores, quienes le otorgaron durante años su confianza para ejercer labores gremiales, representación con la cual viajó al extranjero en múltiples encomiendas sindicales y estableció contactos con organizaciones mexicanas. Se sintió “el número dos” o “el indispensable” del Sindicato, lo cual fue sólo una fantasía que se incubó en una acusada inmadurez de carácter.
Previamente, habían llegado fundados informes al Comité Ejecutivo Nacional en el sentido de que Pavón Campos sostenía contactos o reuniones secretas con los enemigos del Sindicato, los empresarios Alonso Ancira Elizondo de AHMSA, y Germán Larrea Mota Velasco de Grupo México, de los que resultaron que el primero le dio un millón de dólares y el segundo 10 millones de pesos, para sumarse a la persecución contra el Sindicato Minero, y esto “sólo para empezar”. Pero también sostuvo contactos con el actual secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, funcionario que ha sido punta de lanza, contra los mineros, del empresario Germán Larrea, quien lo califica como su sirviente, como su “gato”.
Con esta sumisión y con sus diatribas contra el Organismo Sindical de los mineros, es innegable que Pavón intenta prostituir al sindicalismo y sus luchas.
Así se fueron al caño de la vergüenza más de 25 años de labor sindical de Pavón Campos. Ante su encarcelamiento en Monclova, Coahuila, en lugar de reaccionar con firmeza y virilidad, y en vez de “sacar la casta”, se terminó acobardando y pactando con los enemigos del Sindicato, poniéndose a su servicio por dineros. Se mantiene en la misma actitud hasta la fecha, e insiste en que él sigue siendo Secretario de Asuntos Políticos hasta el 2010. Pero Carlos Pavón Campos es un caso cerrado, de traición, para los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de México, postura que ratificó por unanimidad la Asamblea Nacional de Secretarios Generales Locales, Fracciones y Delegados, del 18 de mayo.
Entre tanto, sigue ilegalmente preso el compañero Juan Linares Montúfar, Presidente del Consejo General de Vigilancia y Justicia, quien fue aprehendido con lujo de violencia el 3 de diciembre de 2008, pero quien no ha dado su brazo a torcer y mantiene firme su emocionada y enérgica lealtad al Sindicato. Este ilegal abuso de poder del actual gobierno, hace de Juan Linares un preso político, por lo cual le han impedido tener un juicio legal y justo, porque saben que las acusaciones contra él son falsas.
Ambas detenciones fueron, sin duda, aspectos de la persecución política contra los trabajadores mineros que mantiene el actual gobierno en su política laboral de corte fascista, especialmente después que asumió la Secretaría de Gobernación Fernando Gómez Mont, quien desde hace muchos años ha sido empleado, como abogado penal, del Grupo México de Germán Larrea Mota Velasco.
La última fase de la defección de Pavón Campos comenzó el 6 de abril anterior, con su inasistencia total para ejercer las funciones del cargo sindical que ostentaba, y que semanas antes se manifestó con diatribas contra Napoleón Gómez Urrutia y otros dirigentes sindicales. Pero hubo anteriormente repetidas inasistencias de Pavón a sus labores, que ocurrieron tras su encarcelamiento de nueve días en diciembre de 2008 en Monclova, Coahuila (del 4 al 12 de diciembre) por una supuesta extorsión que le demandó judicialmente el empresario Alonso Ancira Elizondo, director de la empresa Altos Hornos de México, SA, AHMSA. Encarcelamiento del cual se libró formalmente mediante la entrega de una exorbitante fianza de más de 600 mil dólares, que el Sindicato aportó sin dilaciones para su liberación, a pesar de que el gobierno federal tiene congelados sus fondos bancarios como arma para asfixiar económicamente las luchas de la Agrupación Sindical.
Cuando antre abril y mayo estaba a revisión su caso por parte del Consejo General de Vigilancia y Justicia, Pavón Campos lanzó declaraciones en algunos medios de comunicación contra el líder sindical Gómez Urrutia y contra el órgano de gobierno sindical, manejando calumnias y mentiras que él mismo había rechazado como rotundamente falsas durante todos estos años.
La más notoria de esas calumnias, es que Gómez Urrutia mantiene las huelgas de Cananea, Sonora; Sombrerete, Zacatecas; y Taxco, Guerrero, con fines de extorsión contra los enemigos del Sindicato, diciendo Pavón que para poder levantar dichas huelgas Napoleón Gómez Urrutia “exige” pagos, lo cual es la misma absoluta falacia que han manejado desde hace años el Grupo México y el secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón. Otra de las calumnias de Pavón, absolutamente injuriosas y desleales, es que el Sindicato Minero ha manipulado en su conveniencia fondos del Fideicomiso Minero, sobre el cual se ha montado la persecución contra el Secretario General Gómez Urrutia y contra otros dirigentes como Juan Linares Montúfar.
A continuación, Pavón convocó a reuniones con diversas Secciones Sindicales del norte del país, para iniciar una labor de supuesta independencia interna, repitiendo esas y otras mentiras y barbaridades. De una reunión con representantes de diez Secciones Sindicales de Zacatecas, Chihuahua y Coahuila, todas se retiraron de la reunión, repudiando la postura de Pavón. En las demás del país, Pavón sólo ha obtenido repudio, el que merece quien traiciona la lucha común.
Sus declaraciones y conducta no hicieron mella en el Gran Organismo Sindical, el cual se mantiene sólida y lealmente unido en torno al Dirigente Nacional Napoleón Gómez Urrutia, quien recibe permanentemente la adhesión y lealtad de las diversas Secciones Sindicales, tanto contra esa traición como a favor de la estrategia de defensa que el Líder Nacional realiza en beneficio de todas y cada una de las Secciones del país y los trabajadores agremiados, los cuales siguen alcanzando aumentos de salarios y prestaciones del 9% y 5% respectivamente, en las más de 30 revisiones que se han realizado en el 2009, aumentos superiores al triple de los que el gobierno federal impone a empresas y sindicatos en otros ámbitos laborales del país.
Hay un rechazo profundo en la totalidad del Sistema Minero Nacional contra las diatribas y la conducta de Pavón Campos. Este episodio ha sido un poderoso estímulo para fortalecer la unidad gremial de los 280 mil trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de México en torno a su dirigente Napoleón Gómez Urrutia y alrededor del Comité Ejecutivo Nacional y Consejo General de Vigilancia y Justicia.
El caso Carlos Pavón Campos
El 12 de mayo de 2009 culminó el proceso estatutario de enjuiciamiento sindical sobre acciones y conductas desleales de Carlos Pavón Campos contra el Sindicato Nacional de Mineros de México, y por traición a la lucha que los trabajadores y el Sindicato libran hace más de tres años contra la perversa persecución política que el gobierno federal y dos empresas mantienen contra el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana.
Ese día el Consejo General de Vigilancia y Justicia del Sindicato Nacional de Mineros tomó la decisión, en absoluto apego a los Estatutos, de destituir a Pavón Campos por traición y deslealtad contra los trabajadores y contra el Sindicato, actitudes gestadas desde hacía varios meses, pero que a partir de los primeros meses de 2009 desembocaron, de parte de Pavón, en rebeldía y oposición a los órganos de gobierno sindical y al Dirigente Nacional Napoleón Gómez Urrutia.
El acuerdo del Consejo General de Vigilancia y Justicia, adoptado en un Pleno con el Comité Ejecutivo Nacional, además de destituir a Pavón como Secretario de Asuntos Políticos del Sindicato, en el que había fungido desde el 2004, le retiró sus derechos sindicales totales por cinco años y le prohibió ejercer cualquier cargo o comisión sindical en el futuro, lo mismo que a otros tres comisionados en diversas tareas, a quienes se les aplicó la misma sanción.
Acuerdo totalmente justificado en el hecho de que quien se pone en disidencia y deslealtad hacia sus compañeros cuando se tiene al enemigo enfrente, el cual está agrediendo perversamente a la Organización Sindical, no le cabe otra calificación que la de traidor al Sindicato y a los trabajadores, quienes le otorgaron durante años su confianza para ejercer labores gremiales, representación con la cual viajó al extranjero en múltiples encomiendas sindicales y estableció contactos con organizaciones mexicanas. Se sintió “el número dos” o “el indispensable” del Sindicato, lo cual fue sólo una fantasía que se incubó en una acusada inmadurez de carácter.
Previamente, habían llegado fundados informes al Comité Ejecutivo Nacional en el sentido de que Pavón Campos sostenía contactos o reuniones secretas con los enemigos del Sindicato, los empresarios Alonso Ancira Elizondo de AHMSA, y Germán Larrea Mota Velasco de Grupo México, de los que resultaron que el primero le dio un millón de dólares y el segundo 10 millones de pesos, para sumarse a la persecución contra el Sindicato Minero, y esto “sólo para empezar”. Pero también sostuvo contactos con el actual secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, funcionario que ha sido punta de lanza, contra los mineros, del empresario Germán Larrea, quien lo califica como su sirviente, como su “gato”.
Con esta sumisión y con sus diatribas contra el Organismo Sindical de los mineros, es innegable que Pavón intenta prostituir al sindicalismo y sus luchas.
Así se fueron al caño de la vergüenza más de 25 años de labor sindical de Pavón Campos. Ante su encarcelamiento en Monclova, Coahuila, en lugar de reaccionar con firmeza y virilidad, y en vez de “sacar la casta”, se terminó acobardando y pactando con los enemigos del Sindicato, poniéndose a su servicio por dineros. Se mantiene en la misma actitud hasta la fecha, e insiste en que él sigue siendo Secretario de Asuntos Políticos hasta el 2010. Pero Carlos Pavón Campos es un caso cerrado, de traición, para los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de México, postura que ratificó por unanimidad la Asamblea Nacional de Secretarios Generales Locales, Fracciones y Delegados, del 18 de mayo.
Entre tanto, sigue ilegalmente preso el compañero Juan Linares Montúfar, Presidente del Consejo General de Vigilancia y Justicia, quien fue aprehendido con lujo de violencia el 3 de diciembre de 2008, pero quien no ha dado su brazo a torcer y mantiene firme su emocionada y enérgica lealtad al Sindicato. Este ilegal abuso de poder del actual gobierno, hace de Juan Linares un preso político, por lo cual le han impedido tener un juicio legal y justo, porque saben que las acusaciones contra él son falsas.
Ambas detenciones fueron, sin duda, aspectos de la persecución política contra los trabajadores mineros que mantiene el actual gobierno en su política laboral de corte fascista, especialmente después que asumió la Secretaría de Gobernación Fernando Gómez Mont, quien desde hace muchos años ha sido empleado, como abogado penal, del Grupo México de Germán Larrea Mota Velasco.
La última fase de la defección de Pavón Campos comenzó el 6 de abril anterior, con su inasistencia total para ejercer las funciones del cargo sindical que ostentaba, y que semanas antes se manifestó con diatribas contra Napoleón Gómez Urrutia y otros dirigentes sindicales. Pero hubo anteriormente repetidas inasistencias de Pavón a sus labores, que ocurrieron tras su encarcelamiento de nueve días en diciembre de 2008 en Monclova, Coahuila (del 4 al 12 de diciembre) por una supuesta extorsión que le demandó judicialmente el empresario Alonso Ancira Elizondo, director de la empresa Altos Hornos de México, SA, AHMSA. Encarcelamiento del cual se libró formalmente mediante la entrega de una exorbitante fianza de más de 600 mil dólares, que el Sindicato aportó sin dilaciones para su liberación, a pesar de que el gobierno federal tiene congelados sus fondos bancarios como arma para asfixiar económicamente las luchas de la Agrupación Sindical.
Cuando antre abril y mayo estaba a revisión su caso por parte del Consejo General de Vigilancia y Justicia, Pavón Campos lanzó declaraciones en algunos medios de comunicación contra el líder sindical Gómez Urrutia y contra el órgano de gobierno sindical, manejando calumnias y mentiras que él mismo había rechazado como rotundamente falsas durante todos estos años.
La más notoria de esas calumnias, es que Gómez Urrutia mantiene las huelgas de Cananea, Sonora; Sombrerete, Zacatecas; y Taxco, Guerrero, con fines de extorsión contra los enemigos del Sindicato, diciendo Pavón que para poder levantar dichas huelgas Napoleón Gómez Urrutia “exige” pagos, lo cual es la misma absoluta falacia que han manejado desde hace años el Grupo México y el secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón. Otra de las calumnias de Pavón, absolutamente injuriosas y desleales, es que el Sindicato Minero ha manipulado en su conveniencia fondos del Fideicomiso Minero, sobre el cual se ha montado la persecución contra el Secretario General Gómez Urrutia y contra otros dirigentes como Juan Linares Montúfar.
A continuación, Pavón convocó a reuniones con diversas Secciones Sindicales del norte del país, para iniciar una labor de supuesta independencia interna, repitiendo esas y otras mentiras y barbaridades. De una reunión con representantes de diez Secciones Sindicales de Zacatecas, Chihuahua y Coahuila, todas se retiraron de la reunión, repudiando la postura de Pavón. En las demás del país, Pavón sólo ha obtenido repudio, el que merece quien traiciona la lucha común.
Sus declaraciones y conducta no hicieron mella en el Gran Organismo Sindical, el cual se mantiene sólida y lealmente unido en torno al Dirigente Nacional Napoleón Gómez Urrutia, quien recibe permanentemente la adhesión y lealtad de las diversas Secciones Sindicales, tanto contra esa traición como a favor de la estrategia de defensa que el Líder Nacional realiza en beneficio de todas y cada una de las Secciones del país y los trabajadores agremiados, los cuales siguen alcanzando aumentos de salarios y prestaciones del 9% y 5% respectivamente, en las más de 30 revisiones que se han realizado en el 2009, aumentos superiores al triple de los que el gobierno federal impone a empresas y sindicatos en otros ámbitos laborales del país.
Hay un rechazo profundo en la totalidad del Sistema Minero Nacional contra las diatribas y la conducta de Pavón Campos. Este episodio ha sido un poderoso estímulo para fortalecer la unidad gremial de los 280 mil trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos de México en torno a su dirigente Napoleón Gómez Urrutia y alrededor del Comité Ejecutivo Nacional y Consejo General de Vigilancia y Justicia.