SINDICATO
NACIONAL DE TRABAJADORES MINEROS, METALÚRGICOS, SIDERÚRGICOS Y SIMILARES DE LA REPÚBLICA
MEXICANA
--COMUNICADO DE PRENSA--
49/2012
Miércoles 5 de septiembre de 2012
*El Sindicato Minero, contra el proyecto de reforma
laboral de Felipe Calderón, atentatorio de derechos de quienes venden su fuerza
de trabajo y hacen posible crear riqueza.
*Los trabajadores mexicanos no merecemos tal
desprecio de un gobernante que sólo se ha significado como represor y cómplice
de la clase patronal más retardataria.
*Más que una “laboral” es imperiosa una “reforma
patronal” que meta en orden a los empresarios que violan las leyes y vulneran los
derechos e intereses de sus trabajadores.
Ya a punto de irse del poder,
Felipe Calderón Hinojosa introduce de última hora un proyecto de reforma
laboral que por sus contenidos evidentemente fue elaborado por los abogados y
miembros del Consejo Coordinador Empresarial, y donde este gobierno aparece
sólo como un servil aliado de esos intereses. Se trata de su pretensión de
echarle al nuevo gobierno el pesado lastre de un proyecto de mandato legal que
atenta contra los intereses y derechos fundamentales de los trabajadores de
México, que redondea la política antisindical y antiobrera que durante su
sexenio ha mantenido, igual que su antecesor, Vicente Fox Quezada.
Mineros, electricistas,
trabajadores de la aviación y muchos otros gremios han sufrido la agresión y la
perversa persecución permanentes del actual gobierno contra las organizaciones
independientes y democráticas de trabajadores, pero que afecta por igual a los
sindicatos tradicionales, corporativos y anti democráticos. En su proyecto de
reforma laboral, Calderón quiere que los trabajadores de México, sindicalizados
o no, se sometan a los intereses de la clase empresarial, de lo cual sólo se
puede esperar que ocurra lo mismo que ha sucedido en países europeos donde se
implementaron reformas al derecho del trabajo que han llevado al caos social,
económico e incluso financiero a Grecia, España e Italia y otros, que ya
derraman sus negativos efectos sobre ese continente y sobre el mundo entero.
El Sindicato Nacional de Mineros
y nuestro dirigente nacional, Napoleón Gómez Urrutia, hemos expresado
reiteradas veces nuestra oposición a las obtusas y aviesas intenciones de
reforma laboral del pasado reciente que prevén anular las conquistas de la
clase trabajadora, obtenidas durante casi todo el siglo anterior. En esta
llamada reforma laboral, en síntesis, se propone que México sea un país donde
prevalezca una nueva esclavitud social. En este proyecto, que se apoya
básicamente en el que a nombre de Calderón impulsó el anterior nefasto
secretario del Trabajo y Previsión Social de Calderón, Javier Lozano Alarcón,
se busca limitar y anular predicados laborales tan importantes como el derecho
de huelga, legalizar el lesivo outsourcing, imponer el pago por hora, lo mismo
que incluir contratos de prueba y que la productividad y no la experiencia sea
el criterio fundamental para los ascensos laborales o para obtener una plaza de
base, con todo lo cual se está queriendo atentar contra los empleos fijos con
derechos y prestaciones de ley como la seguridad social y la propia permanencia
en el empleo, facilitando así los despidos y llevando al mundo laboral a la
precarización extrema.
Asimismo, en el proyecto
calderonista se propone transparentar las finanzas de los sindicatos, pero no
habla nada de transparentar las finanzas de las empresas ni sus estados
fiscales, sobre todo de los grandes consorcios, donde se da una escandalosa
evasión de impuestos en perjuicio del erario y de los contribuyentes cautivos,
que año con año se repite sin que el gobierno haga absolutamente nada para
detener esta criminal sangría de recursos.
Limitar a 12 meses el límite para
el pago de salarios caídos en caso de huelgas o conflictos, lleva en sí el
mensaje de que son los trabajadores y los sindicatos los causantes de estos
estados de conflicto, pero nunca las empresas que se consideran perfectas en
esos desempeños, cuando es totalmente sabido que muchas de esas empresas, las
que hemos calificado como carentes de toda responsabilidad social, son las que
se niegan a negociar con sus trabajadores adecuados salarios, prestaciones y
condiciones de trabajo. Y donde eso es lo que provoca el estallido de las
huelgas, como ha ocurrido en el sector minero, metalúrgico y siderúrgico, donde
es una empresa como el Grupo México de Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, la
que se ha negado a toda negociación y a otorgar respeto y atención a las
demandas de los trabajadores, como otras compañías que han seguido en esa misma
ruta lesiva a las sanas y justas relaciones laborales.
Felipe Calderón lanzó su
iniciativa de contrarreforma laboral, una vez más, sin haber realizado una
consulta mínima a los trabajadores del sector que serán inevitablemente
afectados por la misma, lo mismo que hizo para su llamada guerra contra el
crimen organizado y el narcotráfico, que ha generado un verdadero baño de
sangre en los años transcurrido de este sexenio. Quiere dar un albazo
antiobrero y antisindical ya para finalizar su mandato.
El Sindicato Nacional de Mineros
se manifiesta, en estas circunstancias, contra que sólo se desarrollen
proyectos de “reforma laboral”, y nunca de “reforma patronal”, cuando es a los
empleadores a quienes cabe la más grave responsabilidad tanto en los conflictos
que se presentan como en las condiciones inequitativas de trabajo. En nuestro
país urge una “reforma patronal” que ponga en orden a las empresas y a sus
dueños para que dejen de cometer violaciones y atentados contra los derechos e
intereses del sector trabajador. Y que los ponga dentro del orden que nuestras
actuales leyes, la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, ya disponen pero
que nunca se aplican contra los patrones. Esta es una reforma, la “patronal”,
tan importante como cualesquiera otras de las que se han externado en el ámbito
público.
Estamos en la línea de repudiar
este renovado intento de reforma laboral, pero que es tan viejo como el
esclavismo adaptado a los tiempos actuales. Sus promotores y el mismo titular
del Ejecutivo deben voltear la vista hacia lo que ha ocurrido en España, Grecia
o Italia y echen sus barbas a remojar. Los trabajadores mexicanos no merecemos
tal muestra de desprecio profundo de parte de un gobernante que se propuso a sí
mismo como “el presidente del empleo”, pero que ha sido exactamente lo
contrario, el presidente del desempleo, el subempleo y la precarización del
trabajo.